Compartir memorias, navegar por las memorias de otros, decir lo que se recuerda, pero solo terminar siendo polizón en una evocación, una reminiscencia compartida… es posible…
Precariedad de la experiencia que solo toma sentido cuando se enriquece de la experiencia -que como un obsequio-, compartimos, intentar navegar por un pasado que ahora es extraño y lejano aun cuando de allí nos distancian solo un par de días, porque con el transcurrir del tiempo ya no somos los mismos, todo esto que produce esa especie de nausea frente al abismo de lo inefable, lo inasible de la distancia entre un día y otro que tiene el efecto de que se vayan entre los dedos las sensaciones y las reflexiones de un primer momento, que se decanten en imágenes de días de sol y de mapas y recortes…
también de risas y risitas... de juegos con algunas memorias institucionales, intervenciones de nuestra narración, nuestra crónica...
estar allí un poco ajenos aunque hayamos hecho parte de ese trabajo, aun cuando nuestro esfuerzo se hallara como derrumbado en esas cajas de cartón manoseado por un poco de yupis (todos divis) a quienes no se dirigía… por lo menos no exclusivamente aunque fue lo que resultó, herido de dudas y de sospechas, las memorias del paso por un día que termino demasiado pronto en una pequeña decepción, una pequeña oscuridad en fuga…
¿Por dónde huyeron las preguntas y reflexiones de ese trabajo? esquivas e hipócritas desaparecieron…
Un lindo día veraniego...