El ojo indiscreto
Flanear siguiendo la ruta de un índice…
de calles; …………………………….................................la Biblioteca y sus tesoros que no parecen importar
Jorge Tadeo…….....................................................................................................sus transformaciones
Falacias de la modernidad construyendo una ciudad universitaria en el corazón de una ciudad anómala, con un nosotros anómalo, tomando fotografías de lo efímero, de los apetitos sociales… imágenes que solo importaran en el archivo ficticio -no solo el nuestro-, los archivos reales –de las compañías- en los que se consignan las verdaderas fotografías, porque contienen verdades fiscales a medias, porque estas imágenes son mentirillas fabricadas para personas prefabricadas, porque serán desechados como basura después de un tiempo, y posteriormente todos olvidaremos que era lo que decían –prometían- esas vallas y pendones, alguien en un entonces lejano en el “futuro” hurgará entre los anaqueles de las librerías de viejo buscando las imágenes y entonces dirá como era la Bogotá de principios de siglo XXI, seremos polvo… y lo más que quedará de esta tarde será un sabor a tubérculo avainillado…
la Central…………………..............................................................................………una cenicienta
del Bacatá………………………………………………………….....…. inacabado, bebiendo cereal lila en medio de la construcción de los nuevos deseos
Una chica bella nos dio un pequeño tour, pensar de ella que solo es una chica bella envilece sus ojos nacarados, es como una muñeca que sonríe todo el día y al final del mismo tiene que hacer ejercicios faciales para desentumecer los pómulos -como Barbie-, un cabello muy cuidado y una pañoleta naranja alrededor del cuello, la incomodidad,… posiblemente pensando en que somos una parranda de perdedores que solo queremos robar su tiempo, o tal vez divertida en su performance de mujer bonita, luego posa para una fotografía, ella no queda mal aunque sea en la foto de un aparecido…
los Andes ………………………………………………………….........…………. el control
Niños universitarios bajo la tutoría de fuerzas privadas de seguridad, engendrados para ser controlados, circunscritos a una diminuta franja del mundo para que no se pierdan en sus perplejidades, sus desesperanzas, sus agonías, pero tampoco en sus desaforadas, tantas veces fogosas relaciones humanas, circuitos de control del cuerpo y de la experiencia, “todo a la mano” para que no se adentren en las precarias subjetividades ajenas y lejanas de aquellos que no pertenecen a su esplendorosa esfera, control de roedores como un mensaje doble…
Odeón y los hoteles boutique afrancesados o mejor un poco fracasados, vintage o kitsch sin llegar a ser ninguno… del todo.
Caminar marciano por las calles del centro y beber un interminable cereal lila con pitillo…
Un patio decaído que me recuerda la infancia por lo crepuscular de la representación y los helechos…
Por qué si buscamos siempre una experiencia con el otro, salimos acartonados, impostados, siendo correctos. No sabiendo bien que decir… ya no soy adolescente, tengo que ser más seria.
Flanear; de los mundos en derrumbe, al turisteo.
Ciudad anómala…
Anómalos nosotros… el dolor de la posición ambigua, turista en mi propio espacio de memoria, turista en el recuerdo de mi madre viviendo en el centro, en el recuerdo de mi abuelo consumido por sus anhelos de vivir en una Londres o Nueva York latinoamericana, de ser cosmopolita al tiempo que...
mis compañeros de caminata... no les gusta que hable de ellos, por lo tanto solo un apunte; no vi las fotos que tomaron, no supe que fue lo que ellos vieron...
Una inesperada sensación de vacío al final de la jornada, esa sensación de retorno… de retorno…