01 de Abril de 2017
Bogotá D.C. Ciudad llamada “Vaca Multicolor”
2600 mts más cerca de los deseos
Era la una y media de la tarde cuando llegamos con Jose a la BN, el clima estaba bastante bien y como era algo temprano, fuimos a comer un helado barato (pero rico), en ese momento empezó a llover y entonces pensamos que tal vez Catalina no llegaría. Yo iba a fumar un poco de hierba y entonces justo Jose la vio en la puerta de la biblioteca, la pipa es un talismán, una especie de artefacto mágico que produce los más inesperados efectos, así que arriesgándonos a mojarnos infamemente cruzamos esa callecita que nos separaba de la que en este momento se modela como nuestra gurú del archivo, ya en la sala de cuyo nombre no puedo acordar, unos dinosaurios que todavía conserva el lugar nos mostraron los dientes porque no llevábamos guantes –aunque ellos mismos tocaban todo con la descarada desnudez de sus manos-, lo que muestra cómo ha funcionado el pensamiento colombiano del privilegio, aunque sea en esas pequeñas cosas, en esas pequeñas venganzas –decimos, el celador que se cree dueño del edificio-, construyendo espacios donde ejercer poder, donde decirle a los otros como nosotros, que son mejores… no sabiendo muy bien por qué.
Catalina y Jose hicieron un amigo un man llamado Gerardo o Gabriel no recuerdo el nombre, tomamos algunas fotografías y luego unas manos maravillosas nos hablaron de algunas convocatorias, salimos de allí y el día se había puesto algo nostálgico como siempre que uno se cansa y en Bogotá llueve, con Catalina vimos un bonito árbol bajo la lluvia y contra una construcción de esas que están transformando el centro, no me atrevo a decir que estén acabando con su identidad como muchos piensan, están acabando con su “decadencia” para construir una nueva porque ese “plan centro” futurista con altísimas torres espejadas, también será decadente, también entrará en un proceso de destrucción, me gusta la destrucción –no puedo evitarlo-, pienso que ojala este para verlo, el centro esta “renaciendo” Ciudad Centro, Estación Central, Atrio, Bacatá, la metrópoli del futuro, un suburbio blanco, bulevares de la ulterior vida bogotana con cafés anacrónicos que entrañaran a la ciudad de inicios del S. XX, porque la nostalgia de eso que fuimos nos ata, creo que a los urbanistas visionarios también los llama la decadencia, un metro elevado?, imagino a los doce monos, indigentes arrancándose muelas bajo las infectas columnas de ese metro…
Fuimos a la librería El loco pensante, encontramos muchas cosas maravillosas, cartas que algunas personas escribieron en tiempos de los que ya no vale la pena hablar –bueno, tal vez en el semillero porque de eso se trata-, elementos que cuentan historias de cómo se formaba la gente, hermosas caligrafías, palabras siempre amenas para agradecer los saludos, el afecto… sellitos que dan cuenta de la modernidad en sobres usados y sucios, fotografías y postales que eran enviadas a través de apartados aéreos, alguien contesta una carta señalando que lo primero que vio en el sobre recibido fue el número postal –A-A-, y eso lo lleno de emoción era una carta de Bogotá, la Capital…