Primer recorrido por San Martin de Porres…
Ayer caí en cuenta del puente peatonal sobre la circunvalar, por el cual había pasado muchas veces, pero hasta ese momento me di cuenta de su existencia. Además, no solo de su existencia sino de las posibilidades de sus conexiones , de las fronteras que marca y de sus limites invisibles pero tajantes.
Nos encontramos con Luz en el puente y comenzamos a hacer el recorrido del barrio cruzando el puente desde donde se veía el letrero de PAZ escrito por unos estudiantes de la Javeriana sobre algunas casas del barrio. PAZ… ¿Cómo entenderla en medio de las inscripciones violentas que cargan esos lugares y cuerpos?, ¿ PAZ cómo inscripción? ¿ promesa?.
Del otro lado se veía la ruina del anhelo de un coliseo que un edil les prometió y nunca termino. Ruinas que nos hablan de deseos pasados y estancados.
Luz me mostraba los rastros de los historias que cargaba el barrio, los aljibes, las fuentes donde lavaban la ropa y recogían el agua, el recorrido que hacían las aguas que bajaban de la montaña y que hoy eran canalizadas en caños. “El cemento es del progreso, pero yo creo que antes sin cemento era más tranquilo y mejor todo”.
Narraciones del pastoreo, de los potreros antes de que la circunvalar pasara por ahí…, caminos de herradura y el sabor de estar todavía en el campo.
Luchas legales, ilegales, unas ganadas, otras perdidas, pero en ese momento luchas por lo común, luchas por sobrevivir, por tener una vivienda. Barrio de desplazados desde los 50´hasta hoy…., barrios construidos en medio del movimiento, el reasentamiento, las promesas e ilusiones de una nueva vida, de un nuevo andar.
Altares que se alzan en cada esquina donde se asoma el divino niño o la virgen del Carmen. Tiendas pequeñas que nos hablan del consumo diario, de la sobrevivencia de cada día. Casas con volquetas que hablan de un progreso, de una adquisición lograda por pocos donde se asoman casas con tapias de piedra y jardines con flores.
Ruinas de la media luna…, deseos pasados de tener un lugar cultural para el barrio, hoy ladrillos y pasto en desorden…y alrededor las casas donde hoy se ubican los que van llegando, los que han sido desplazados en los últimos años…, aquellos que son extraños para los vecinos, que no se les conoce…que traen sospechas…
Silencio y viento de la montaña me hicieron sentirme fuera de la ciudad. ¿ fuera? ¿Alejada? ¿Desde cual punto de referencia?
Tranquilidad, otro ritmo, otro lugar…pasos lentos, escaladas, conversaciones… perros callejeros…, el andar,
Capilla, colegios, guardería…gente que pasaba con calma y se saludaba…
Encuentro con el maestro que las había ayudado a construir, encuentro con Zoila (líder) conversación entre las dos sobre un terreno vendido varias veces…
Desde el punto del encuentro se veía toda la ciudad…y al fondo Miramonte fronteras pesadas, tajantes pero invisibles apenas sutiles, estéticas cortantes, detonantes de diferencias y fronteras imposibles de cruzar.
Fricciones en los lugares donde las mujeres del barrio van a trabajar. Cruces que solo ahí se viven se sienten y experimentan. Ciudad de encuentros y desencuentros, de fronteras y fricciones. Recorridos a través de estas contradicciones nos pueden hacer relacionarnos con la ciudad de otras formas? Desde otras relacionalidades?
Nostalgia de las luchas pasadas. Donde lo común se defendía. Hoy los deseos de que eso vuelva a surgir en medio de la desidia de los jóvenes…y ahora que? Donde quedo eso?
La necesidad del reconocimiento…un reconocimiento que ha pasado por ser lugar de arena de políticas con promesas falsa e inconclusas, pero donde si se necesita se les hace el juego…reconocimientos mediocres, hipócritas, falsos, reconocimientos sin una verdadera ética hacia el otro…
Desplazamientos y trasegares en constante re significación, deseos, asentamientos, violencias yuxtapuestas, , olvidos y nostalgias…